Córdoba

Jockey Club de Córdoba, 133 años de historia a través del deporte

Jockey Club de Córdoba, 133 años de historia a través del deporte

Hablar de Jockey Club es hablar de gran parte de la historia del deporte cordobés. Fundado en 1887, comenzó como un club de fuerte arraigo social para la época, con el Turf y la Esgrima como los principales exponentes de esos primeros años. El rugby se incorporó más tarde, cuando a mediados de la década del ’40 llegó el tiempo de abrirse a otros deportes, de la mano del crecimiento de una infraestructura que hoy es una de las más importantes del país. Con más de 10.000 socios, la actualidad los encuentra con tres sedes: la Social, ubicada en la esquina más tradicional de la zona céntrica, el Country Deportivo de Barrio Jardín, con el Hipódromo, la cancha de golf y el resto de las actividades y la Náutica, en Villa Carlos Paz.

Para conocer más al detalle sobre cómo fueron aquellos inicios del rugby, RCH conversó con Gustavo “Fora” Carrara, que con sus jóvenes 75 años es un emblema del rugby cordobés, referente de la institución y muy ligado a la política de la provincia, con participación como Secretario de Deportes en la intendencia de Ramón Bautista Mestre, allá por la década del ‘90. 

“Fora” fue jugador de Jockey desde los 15 años y llegó a la Primera con 18. En el ’66 se fue a estudiar a Tucumán e integró el equipo de Tucumán Rugby, además de jugar junto a “Cogote” Paz en el Campeonato Argentino de ese año para el seleccionado naranja. A los 30 años se hizo cargo de la presidencia del rugby, y en los ’80 estuvo 12 años en la Directiva del Club. Del ‘85 al ‘89 fue manager del Seleccionado de Provincias Argentinas, y en el ’90, del equipo campeón de Jockey y del Seleccionado de Córdoba, cuando obtuvo el primer título argentino. Presidió las tres giras internacionales de Jockey, dos a Europa y una a los Estados Unidos.  

Además de tener una familia muy ligada a la institución, “Fora” fue papá de Luciano, alguien muy querido y recordado en el ambiente periodístico. De gran trayectoria en el rugby local –hizo Freekick, un programa que lleva 22 temporadas en el aire- Carrara fue analista de video en varios clubes de Córdoba y en la UAR, cuando Daniel Hourcade estuvo como entrenador de Pampas XV y Los Pumas. Luchi, como lo conocían todos, falleció lamentablemente en 2013 en un accidente automovilístico que se lo llevó demasiado rápido, cuando sólo tenía 42 años. 

Los inicios del rugby  

El rugby en Jockey comenzó en la década del ’40, casi de la mano de los primeros años de vida de Gustavo Carrara. Así lo rememoró: “nací en el ’45, prácticamente con el rugby del club. Los inicios de Jockey fueron como los de todos los jockey del país. No eran clubes deportivos, eran sociales y en especial de Turf. Recién en el año ’30, en una asamblea, se propuso fomentar la actividad deportiva. Entonces, se compraron las primeras hectáreas en Barro Jardín, porque al igual que el Jockey de Buenos Aires eran los únicos con hipódromos propios dentro de sus instalaciones. Y como en la sede empezaron a darle gran importancia a los deportes, a partir de la década del ’40 comenzaron a formarse los equipos de campo. En 1935 se armó el de Polo, que jugaba en el centro de la pista del Hipódromo, y en 1944 el primer equipo de rugby, que logró el campeonato de Segunda División”. 

Por esos años, Gimnasia y Esgrima era uno de los clubes importantes de la provincia. Fundadores de la Unión Cordobesa, tenían un gran predicamento en el rugby local, además de tener una sede casi pegada a la que estaba construyendo Jockey. Y el destino los iba a unir con singular éxito. Jockey fue la primera institución del rugby cordobés en jugar con cancha propia, construida en 1945. Y a los seis campeonatos consecutivos entre 1946 y 1951 se sumó una nueva serie en la década del ’50, con los tres títulos conseguidos en 1954, 1956 y 1958, el último invicto y compartido con el Club Universitario. 

“En 1945 se anexó Gimnasia y Esgrima, que tenía una sede social céntrica vecina a la nuestra, pero no tenían cancha y jugaban siempre de visitantes. Pero por problemas económicos se disolvieron y pasaron todos a Jockey. Ellos tenían el mejor equipo de la provincia, junto con Universitario. Así que al sumarse a nuestros jugadores reforzaron el plantel de tal manera que Jockey obtuvo seis títulos seguidos entre 1946 y 1951 –destacó “Fora”-. 

Entre los que dejaron una huella de aquellos campeonatos, Gustavo apuntó: “me acuerdo de los hermanos Astrada, Miguel Juárez Echegaray, Arnaldo (gringo) Cerquetti, Adrian Cató, Benja Otero, Tedy Jones Otero, Chato Castilla y Patón Diaz. Ellos eran de la primera camada y en la década del ‘50 se sumaron muy buenos jugadores como Rodolfo Larrinaga, Pulga Moyano Bourel, Coco y Chicho Osorio, Negro González del Solar, Flaco Lana, Nenin Moyano Escalera y el Gallego García Badiolaque, para lograr los títulos del ’54, ’56 y ’58. Ese equipo se caracterizó por su gran condición técnica y la unidad que había en el grupo”. 

Después de esos años exitosos hubo un largo período sin grandes resultados. Una estructura que no estaba afianzada y el rugby que todavía no tenía la pertenencia que deseaban. Así lo explicó Gustavo: “Nuestro gran problema de aquellas épocas era que no teníamos vida de club. Era una situación muy particular. Córdoba está rodeado de sierras y entre 1940 y 1970 no había familia que no tuviera casa en las sierras. Entonces, en el invierno, los padres se iban el fin de semana y se llevaban a los chicos. Y tuvimos que luchar contra eso. Era muy difícil lograr lo que tenían los clubes en Buenos Aires, dónde todos tenían sus amigos en el club. En Córdoba no pasaba, porque no había necesidad de una vida social dentro de los clubes”.    

Las visitas ilustres y los primeros viajes   

Las instalaciones fueron distintivas desde sus orígenes y un hito de orgullo para Jockey. La demostración fue la gran cantidad de acontecimientos que se hicieron allí. Y otro hecho que marcó esa época fue el primer viaje a Uruguay en 1956, para enfrentar a Carrasco Polo de Montevideo y obtener el Trofeo Challenger, además de ser el primer equipo del interior en ir al exterior. 

Sin embargo, el gran evento de aquellos tiempos se dio el 3 de agosto de 1960, cuando el Seleccionado de Francia, en su tercera gira por la Argentina, visitó Córdoba y en dónde Jockey tuvo una participación especial. 

Con motivo de la celebración de los 150 años de la Revolución de Mayo se disputó el Torneo Sesquicentenario, con el equipo de La Tablada como anfitrión, reforzado por varios jugadores de otros clubes. De esta manera, Francia fue el primer seleccionado extranjero en jugar en Córdoba, y la cancha de Jockey la sede, ya que era la mejor de la provincia. “Fora” fue uno de los que asistieron a esa histórica jornada del rugby cordobés: “presencié ese partido. La Tablada tomó el evento y se reforzó con jugadores de otros clubes, entre ellos González del Solar y Larrinaga, de Jockey. Fue el primer partido internacional que se jugó en Córdoba y la cancha estaba repleta” 

Las giras por Chile, en 1966 y 1967, fueron otros de los recuerdos imborrables en la vida de la institución. Y ya con Carrara dentro de la cancha: “A esa gira fui como jugador y viajamos en avión. Recuerdo que el club Prince of Wales era de mucha categoría. El recibimiento fue espectacular, paramos en un hotel de Santiago que era muy antiguo y tenía los pasillos con jaulas de pájaros y cardenales. La anécdota fue que jugábamos con esas jaulas en los pasillos como si fueran pelotas de rugby”. 

El servicio militar y una chance clara de perderse el viaje. Sin embargo, Gustavo hizo lo imposible por viajar, y lo logró: “Para esas giras estaba en la colimba, hacía dos meses que cumplía la instrucción y pedí viajar a Chile. Pero me dijeron: ¡Imposible! Entonces recurrí a mi padrino, que había sido Comandante en Jefe de Frondizi. Intercedió ante el Teniente, que me dijo: ¡vos te vas, pero yo no te di permiso, te pasa algo, no existís, vos te fuiste! Así fui a los dos viajes en medio de la colimba”. 

La década del setenta  

Los años setenta no sólo dejaron huellas marcadas en la vida del país. Para Jockey representaron el comienzo de un gran cambio, que en los años venideros determinaron el despegue del rugby. 

El año 1971 marcó el primer descenso a Segunda División en el Campeonato Apertura. Sin embargo, la revancha llegó pronto, con el título invicto en Segunda y el del Clausura, ya con la vuelta a Primera. Así lo resumió “Fora”: “estábamos mal porque se fueron muchos jugadores de mi camada a La Tablada. Había problemas con la dirigencia, porque todavía Jockey era un club turfístico. Te diría que no había ningún dirigente deportivo en la comisión directiva. Después de ese descenso, me pidieron que dejara de jugar para pasar a ser dirigente”.  

Los cambios y la llegada a la mesa de las decisiones, por primera vez con gente de rugby: “a partir del ‘72 un grupo de jóvenes tomamos el comando de la Comisión de Rugby con objetivos claros como ocupar cargos directivos en la Unión, en la Comisión Directiva del Club, crear todas las divisiones infantiles, realizar giras interprovinciales e internacionales, primero a Uruguay con Carrasco Polo y Chile con Prince of Wales. En el año ‘74 jugamos con Old Christians su primer partido internacional, después de la tragedia de los Andes, y luego vinieron tres giras a Europa, dos a Sudáfrica y una a EE.UU. En la Unión ocupamos distintos cargos con varios presidentes, como el Comodoro Javega, Andreini, Cerquetti, Bruno y el actual Félix Páez Molina. Ahí se produjo el verdadero renacimiento de Jockey”. 

Ernesto Blanco, fue otro de los que integró ese grupo que puso al rugby entre los principales deportes del club. Hoy, con 69 años, el ex presidente de la Subcomisión y dirigente de la Comisión Directiva recordó aquella participación: “se podría decir que en esos primeros años de la década tomamos las riendas y sacamos a flote el rugby que estaba a punto de desaparecer. Creamos las divisiones juveniles, empezamos a trabajar el rugby infantil y a partir de ahí arrancamos. Lo hicimos de una manera mancomunada, con un gran compromiso y una gran dedicación, de la mano de Gustavo” 

El descenso del ’71 como punto de inflexión. Así lo rememoró Blanco: “te podría de decir que fue un disparador. Ese año se nos fueron varios jugadores importantes, como fue el caso de Ricardo Passaglia, que fue Puma. No teníamos una estructura dirigencial y nos dijimos que eso no nos podía pasar. Y a partir de ese año armamos la cuarta (M16/17) y la quinta (M14/15) ya que no teníamos tantos jugadores. Pensá que yo debuté con edad de cuarta en la Primera”. 

Las giras y los grandes desafíos   

Empezar a llevar el rugby a través de las fronteras. Un gran desafío que Gustavo describió con su apasionado relato: “ahí empezamos con las giras. Vinieron los uruguayos de Old Christians con Gustavo Zervino, uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, y después nosotros fuimos a Punta del Este y jugamos un torneo con ellos y Carrasco Polo”.   

Pasaron cuarenta años desde la incorporación del rugby y llegó el gran día con el primer tour internacional. En 1987 se fueron a Europa y jugaron diez partidos, cuatro en Italia, tres en Francia y tres en España: “fui el presidente de esa delegación, fue espectacular, nos fue muy bien y estuvo muy bien organizada” –dijo Fora-. 

O como remarcó Ernesto Blanco: “fue un esfuerzo titánico por la situación económica que vivía el país, dónde se disparó el dólar como este año. Fue una gira de 37 días, con 37 jugadores y 37.000 dólares, que llevamos para afrontar los gastos, sin contar los pasajes aéreos que los pagó cada uno como pudo”.  

La preparación llevó tiempo, pero contó con la ayuda de grandes personalidades: “yo trabajaba con Mestre padre –continuó Carrara- que era Ministro del Interior y me encomendó la tarea de hacer el acercamiento con distintas ciudades del mundo, entre ellas Torino, con la que entablamos la hermandad. Y en Francia nos dio una mano grande Pierre Murois, quien en ese momento era Presidente de la Asociación Mundial de Ciudades Unidas y que antes había sido Presidente de Francia y Alcalde de Lyon. Y para ese viaje tuvimos el apoyo de todos los Municipios de Córdoba. Fue maravilloso, porque unió mucho al grupo y fue la base que conformó el equipo que después empezó a descollar”. 

“En 1991 fuimos a las islas, Inglaterra, Escocia y Gales y presenciamos el Mundial. Estuvimos en el partido inaugural, entre los All Blacks e Inglaterra, y después vimos a Los Pumas frente a Samoa, en Gales. Fijate, que recién salimos campeones en el ’93, posterior a las giras del ‘87 y ’91. Y del ‘91 al 2002 fuimos nueve veces subcampeones. En el ‘87 viajamos antes de jugar el último partido y salimos segundos, y en el ‘91 le ganábamos a Palermo Bajo 27-7 en el primer tiempo y lo perdimos” –completó Carrara-. 

Un título después de 35 años 

El logro de 1993 será recordado como la última coronación de Jockey en el medio local. Cuando le preguntamos a Gustavo que recordaba de ese torneo, fue muy específico con una última jugada: “recuerdo el final del partido contra Córdoba Athletic, que ganábamos por dos puntos. En la última pelota hubo penal para ellos y era esquinado, pero lo erraron y así salimos campeones. De ese equipo salieron dos Pumas, Pepe Luna y Martín Viola, aunque también se destacaron Guillermo y Hernán Maldonado y Sosa Gallardo, entre otros”. 

Para Ernesto Blanco: “el campeón del ’93 era un equipo sólido con un pack de forwards que jugaba al maul y al scrum, pero que además tenía a Pepe Luna que era una máquina de patear. No jugábamos un Rugby Champagne, sino que éramos un equipo huevero, luchador y corredor, y más rústico que los del ‘98 y ’99”.    

Cuando le preguntamos sobre ese logro, Blanco destacó como llegó: “casi todo el proceso fue exitoso con muchos años en el segundo puesto. Es más, en el ‘87 viajamos sin jugar el último partido, porque Palermo Bajo no quiso adelantar y salió campeón La Tablada de Diego Domínguez” 

Al hablar de los dirigentes que hicieron posible semejante festejo, Ernesto no dudó en mencionar a: “Gustavo Carrara, que es uno de los exponentes más destacados del club y Carlos Sosa Gallardo. También a mi hermano, Alejandro, que fue presidente de la Unión y capitán del seleccionado y Guillermo Ferrando, que coordinó y organizó todo el rugby infantil. Creo que ellos son los más representativos de Jockey”. 

Jugador, entrenador y presidente 

Carlos Sosa Gallardo es otro de los referentes, con mucha participación en aquellos años de la década del ‘90. Así nos contó cómo fue su relación con Jockey: “nacimos en el club, pero soy de una generación más chica que Gustavo. A mí no me tocó ver a ese equipo que ganó todo. Nosotros fuimos parte del grupo que a partir de los setenta y ochenta le metimos un giro al club”.   

“Fora y Ernesto se dedicaron a organizar la política del club –siguió-. Yo me encargué del juego. Tené en cuenta que en Jockey había muchas disciplinas y nosotros no teníamos mucha decisión. En esa época el 80% de los que jugaban al rugby no eran socios, y por eso no teníamos peso en la subcomisión del club. Cuando sumamos socios dimos vuelta las elecciones y yo fui el primer presidente de rugby, entre 2001 y 2010”. 

La forma de vivir el rugby y un cambio que generó otras respuestas: “la gira del ‘87 fue el comienzo de empezar a entrenar en serio. Antes no se lo tomaban así en el club. Y mucho tuvo que ver el Tala en la historia del rugby de Córdoba, con la llegada de Bassani, que era tipo Bilardo o Bielsa, y cambió la forma de ver el rugby. Un fanático del entrenamiento, con cinco veces por semana al gimnasio, mientras que para nosotros era todo más light, con sólo dos días. Entrenó al Tala en la década del ’80 y lo sacó ocho veces seguidas campeón, y ellos no hookeaban, hacían la bajadita en el scrum”.  

Los desafíos que venían y el comienzo del cambio: “para esa gira fue la primera vez que entrenamos en serio. Y también hicimos la bajadita. En Italia tuvimos contacto con Torres, un pilar que jugó en Tala y nos consiguió los partidos ahí. En el mercado de Turín –que era ciudad hermana de Córdoba- nos hicieron una recepción espectacular. En Francia nos vimos con el flaco Leta, un tercera línea de La Tablada que nos contactó y enfrentamos a su equipo. Nosotros estábamos influenciados por el juego de Tala. Teníamos un pack enorme y una pareja de medios que manejaba muy bien a los forwards. Y teníamos a Pepe Luna, que la metía desde cualquier lado. Pero con un juego muy rudimentario. En el scrum llevamos puesto al pack de Cognac, el equipo del Flaco. Y en un momento, él nos vino a decir: no empujen más, porque mis compañeros les van a empezar a pegar. Y no sabes cómo pegaron los franceses” 

¿Cómo se forjó aquel equipo, Carlos?: “En el ‘91 y ‘92 entrenó Marcelo Blanco y salimos segundos, detrás de La Tablada y Córdoba Athletic. Y en el ‘93 me sumé yo con José Feijoo. Del equipo de esas giras quedó el 60% y subió la mejor camada que dio Jockey, que es la de Pepe Luna y la vieja Fiori, que fueron campeones de todas las divisiones de juveniles. Se juntó con la de Martín Viola (las ‘71 y ‘72) y se completó con la de mi hijo Nicolás. Armamos un plantel de treinta y pico con muy buenos jugadores, pero todavía seguíamos jugando muy rústicos”.                 

El scrum y las formas, una discusión que llevó tiempo: “entre nosotros empezamos a ver si teníamos que hookear o no. Eso fue creando diferencias, porque los más ortodoxos decían que no debíamos dejar de empujar. Entonces Jockey empezó a taconear, porque hookear era mala palabra en el club. Hubo un recambio generacional y llegamos a la final con el Athletic, y les ganamos en el último partido –el Mono Quetglas erró el penal sobre el final, que lo falló por poquito, yo estaba justo debajo de los palos-. Estuvimos de fiesta varios días, sobre todo porque le habíamos ganado al que era nuestro clásico adversario. Es una gran rivalidad de barrio, ya que estamos muy cerca, a diez cuadras. Pero los partidos más importantes fueron los que les ganamos a Palermo Bajo y La Tablada, de visitantes. Palermo nos amargaba siempre, la cancha de ellos era pelada en el medio y no había manera, perdíamos siempre ahí”. 

Sufrir para ganar. Así fue la campaña de Jockey para obtener el título después de 35 años: “nosotros ganamos todos los partidos por tres o cuatro puntos. Era todo muy equilibrado y teníamos forwards muy parejos. Con los hermanos Maldonado, Guillermo, Hernán y Juan, que alternaba. La primera línea era tosca pero tremenda para empujar. Era una típica primera línea de antes. Ferreyra era el capitán, después se la dejó a Maldonado. Mi hijo, Nicolás era importante como medio junto a Fiori, que era un gran estratego pateando, con un pack enorme, que recuperaba la pelota y te la robaba en el scrum. Te ponía el juego de una punta a la otra. Y nuestros wingers, la verdad que no la tocaban, eso sí, tackleaban muchísimo. Teníamos muy buena defensa de tres cuartos, pero nuestro juego era muy rústico. En esa época en el line no te levantaban y con Guillermo y Gómez había buena obtención”. 

La realidad pegó fuerte en los primeros nacionales: “después de esto fuimos al Nacional a salir campeones. Y nos agarró La Plata, acá en Córdoba y nos eliminó de entrada. En el ‘93 perdimos 39-28, pero en el primer tiempo ganábamos 25-5, arrasando con los forwards. Pero en el segundo agarraron una pelota y se dieron cuenta que si la movían nos hacían tries, y nos hicieron más de 30 puntos. Y al año siguiente nos ganó Hindú, 58-16”.  

“Entonces después de varias discusiones nos dimos cuenta que no podíamos seguir así –continuó Carlos- ese era un juego limitado sólo para Córdoba. Ahí empezamos a cambiar e hicimos uno más completo, con más aporte de los tres cuartos para llegar en el ‘98 al primer título del Interior. Ya no dependíamos de la patada de Pepe Luna y además los forwards se fueron desgastando. Toda la década del ‘90 fuimos subcampeones, salvo en el ‘96. Y sin Luna, que había viajado a Europa cuando se recibió de médico, perdimos una final 6 a 3 por error en las patadas. Pero nos sirvió para cambiar. Empezamos a hacer algo más moderno y de mayor contundencia al abrir la pelota. Y ahora, el fuerte nuestro está en los tres cuartos”. 

La creación del rugby infantil       

Guillermo Ferrando es otro de los nombres importantes de la historia de Jockey. A él le tocó la tarea de apostar por el futuro, y sin dudas que le fue bien, porque de aquellos chicos que se iniciaron en el rugby llegaron las camadas que luego le dieron los últimos campeonatos a la institución de Barrio Jardín. Así nos contó cómo desarrollaron la tarea en toda la provincia de Córdoba: “empezamos en el año ’75 y yo redacté la carta que les envié a todos los socios del club, contándoles lo que era el rugby como deporte y que estaba abierto para todos los socios. Hicimos los primeros encuentros nacionales de rugby infantil en Embalse Río III, con cerca de 2000 y 3000 chicos que llenaron los siete hoteles de la nación que se utilizan para turismo social, iguales a los de Chapadmalal. Los hicimos cada dos años, en 1978, ‘80, ‘82 y ’84”. 

“En Jockey realizamos el primer viaje organizado con las infantiles –continuó Ferrando- a Los Tordos de Mendoza en 1976, en 1977 a Paraná y después a Lawn Tennis. Logramos la identidad que no teníamos, con el esfuerzo de mucha gente, entrenadores y padres que trajeron gente al rugby que nunca había jugado antes. Y esos chicos que arrancaron en la década del ‘70 fueron los campeones en la década del ‘90”. 

Los títulos y los recuerdos también afloraron de las palabras de Guillermo: “entre las anécdotas recuerdo la final del ‘98 ante Marista, en La Tablada, en el barrio Urca. Fue un partido nocturno y para la vuelta y los festejos que fueron en Jockey, había que cruzar toda la ciudad para llegar a Barrio Jardín. Fue una caravana de autos todos tocando la bocina, algo que la gente no estaba acostumbrada, porque el rugby no era tan popular. Parecía que habían ganado Belgrano o Talleres. Y en ese trayecto pasamos por la sede de Jockey, en el centro de la ciudad. Paramos y festejamos, ese recorrido fue inolvidable”. 

En 1999 lograron el segundo título del Interior, y para Ferrando fueron duelos en dónde hubo que poner algo más que juego: “al año siguiente repetimos, pero esta vez en Rosario, cuando le ganamos a Duendes en cancha del Jockey. Ese recorrido de una cancha a la otra también se recuerda mucho. Pero lo que fue un acontecimiento fue la semifinal, frente a Huirapuca. Ellos tenían un gran equipo y ese partido se jugó de noche, en una cancha de fútbol chica y con tribunas. Fue un partido muy tenso, áspero y muy picante, y además se cortó la luz. Ganamos 34-31, pero era todo así, nunca ganábamos por 10 puntos. A mí me tocaba hablar como manager y todavía hoy los chicos me siguen cargando. Yo tenía un discurso a modo de cábala que decía: ha sido un partido altamente emotivo, intensamente disputado y de resultado incierto hasta el último minuto. Y todos lo festejaban. Hasta que en el 2000 perdimos en las semifinales contra Jockey de Rosario en el Chateau Carreras, con un drop de Di Bernardo sobre la hora, y no lo dije nunca más”.     

A la memoria de Luchi 

El Encuentro Nacional de Rugby Infantil Luchi Carrara, es el encuentro más importante del interior del país, que congrega a más de 5000 chicos cada año. En homenaje a su memoria, el actual presidente de Jockey, Ezequiel Mallía, nos dejó estas palabras para un hijo predilecto del club: “Luciano Carrara fue un ser excepciona! Amó el club y amó el rugby. ¡Lo jugó, enseñó, filmó, transmitió, difundió y vivió con pasión! Un enorme entrenador de infantiles y un periodista que empezó a mostrar el deporte desde chico. Le encantaba ver volar la pelota a la punta y enseñaba las destrezas a la perfección. Gran jugador de cartas, amante de la música y de su guitarra, y de vivir a full los recitales. De humor único y sagaz y también de convicciones fuertes sobre la igualdad de oportunidades. Por eso, aunque nos dejó muy joven, su huella fue bien fuerte, sus dos hijos abrazaron sus pasiones: Paz ya es una cantante consagrada y Manu un promisorio jugador de rugby de la M19 de nuestro club. Acá está siempre presente, no sólo en el Encuentro de Infantiles que lleva su nombre, también en cada partido de la Primera que la hinchada canta...Y vos Luchi, fuiste parte de todos esos momentos". 

"¡POR ESO NUNCA TE VAMOS A OLVIDAR, ENTRAÑABLE AMIGO!”. 

Jockey Club de Córdoba, el grande cordobés que, con 133 años de historia, puso al rugby en un lugar preponderante para tenerlo en la actualidad entre sus principales disciplinas.  



Fotógrafo: Gentileza de Gustavo Carrara, Rodrigo Blasco y Guillermo Ferrando

Fuente: Hernando De Cillia

Galería de Imagenes