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Roca Rugby Club, el lugar del encuentro

Roca Rugby Club, el lugar del encuentro

Con un poco más de 30 años de historia, Roca Rugby Club emerge en la ciudad de Río Negro como uno de los clubes pujantes de la región del Alto Valle. Último tricampeón del Torneo Regional Patagónico, ostentan con orgullo los logros que obtuvieron en fila desde 2017. En medio de un paisaje que combina belleza natural con grandes avenidas y rotondas, la Av. Roca, Tucumán, Mendoza, San Juan y Junín son las que se destacan como puntos de encuentro y dónde se concentran los habitantes en tiempos normales, aunque el canal chico y el canal grande también sobresalen como la emblemática manzana.

En un escenario en el que predominan los espacios verdes y el agua de sus acequias, en General Roca no hay nada más tradicional que la cosecha de la manzana y la pera, aunque el rugby también se ganó un lugar entre los deportes preferidos, con un club que vive del cariño y el respeto de toda la ciudad. 

Para conocer mucho más sobre su historia y tradiciones, RCH viajó imaginariamente al Alto Valle, para conversar con los que dejaron una huella en el camino y los que hoy tienen la responsabilidad de conducir el club.   

Con sus jóvenes 71 años, Alberto Besi es uno de los referentes del “rojo”. Socio fundador, jugador, entrenador, dirigente y en la actualidad consulta permanente, desde los 16 años está ligado a la institución y es palabra autorizada para contar la rica historia del club que representa a General Roca. Así nos mencionó como fueron aquellos inicios: “en 1957 había un equipo en Río Negro y otro en Neuquén y en 1959 se creó la Unión de Rugby de Alto Valle con cinco equipos: Cipolletti, Trébol, Allen, Roca, YPF y Cinco Saltos”. 

“El rugby empezó a funcionar en esa época –continuó Besi- porque vinieron algunos entusiastas de Buenos Aires que se trajeron algo más debajo del brazo. No teníamos cancha ni absolutamente nada, pero estaba el amor y la pasión de los que quisieron fundar el rugby en el Alto Valle”.  

Los cambios de sedes, nombres y colores, las transiciones que sufrieron a través el tiempo: “hasta 1964 integramos el Club del Progreso y en la primera etapa jugamos con la camiseta de Curupaytí. Había un jugador que integró ese equipo, Pasalacqua, que tenía relación con Curupa porque su padre jugó allí cuando estuvo en Buenos Aires. Entonces nos regaló un juego de camisetas con los colores azul y rojo a franjas horizontales. Progreso era un club de la ciudad que se dedicaba al básquet y al tenis, y nosotros no teníamos cancha, por eso pedíamos prestado algún terreno o colegio”. 

 

“En 1969 surgió Tiro Federal –siguió el relato- con instalaciones más grandes y dónde vestimos una camiseta similar a la de Los Pumas, con rayas celestes y blancas. Allí había una cancha de fútbol dónde podíamos entrenar, pero no jugar. En el ‘74, se hizo una fusión entre tres clubes de la ciudad y se fundó Deportivo Roca, dónde utilizamos una camiseta naranja con rayas azules en el pecho. Pero ellos empezaron con el fútbol profesional y el básquet y no teníamos mucha injerencia allí”.  

 

La fundación y los logros  

 

Después de muchos años de peregrinar, por fin encontraron el suelo propio. Así lo destacó uno de aquellos fundadores: “cansados de todo eso, en 1985, un grupo de locos decidimos formar un club propio de rugby. Conseguimos un terreno de cinco hectáreas, en Padre Alejandro Steffenelli, a tres kilómetros de la ciudad, donde fundamos el Roca Rugby Club. Queríamos tener los colores base, que eran azul y rojo, y nos contactamos con la gente de Pucará, que nos mandaron las camisetas que perduran hasta hoy, con los colores que representan a nuestra institución”. 

 

Fueron un grupo de gente grande, algunos de primera división y otros juveniles, los que firmaron aquella primer Acta Institucional, con los apellidos de Cide, Besi, Asensio, Álvarez, Vouillat, Giovanovich, Gadañoto, Sánchez, Birlis, Alonso, Marastoni, Stoffel, Remon, Teixido, Cristóbal, Monti, Di Pascual, Kloster, Elisii, Pettorossi, Hermosid y Villablanca. Ellos coronaron lo que algunos pioneros soñaron cuando arribaron a la ciudad, que desde Curupaytí y Banco Nación llegaron para inculcar el rugby en la región: “entre ellos mi maestro, el Dr. Hernández. La Cancha N° 1 lleva su nombre, imaginate, en Roca empecé a jugar en 1966, a los 18 años. Ahora tengo 71, así que viví toda una vida en el club” –afirmó Alberto-.  

 

Besi no pudo disfrutar del césped de la cancha del Roca Rugby, ya había dejado de jugar en 1984. Sin embargo, sembró el fruto para lo disfrutaran las generaciones actuales. Entrenador hasta 1991 destacó a los grandes conductores que hubo en la institución: “Roberto Puccino, de destacada labor en los comienzos del rugby en RRC y la Unión del Alto Valle, Emilio Cide, César Ramón, Luli Prieto, el actual entrenador, Gabriel Villaba, el que logró el tricampeonato del Patagónico, y Jorge Hernández, el que marcó y fue mi maestro”. 

 

El club se fundó en 1985 y en 1991 lograron el primer título de Primera División, con el nombre de Roca Rugby. De allí hubo una seguidilla de títulos con una camada de jugadores que se quedaron en la ciudad y otros de experiencia, con muy buenos resultados hasta el 2000. De esos chicos hubo muchos destacados que se fueron y lucieron en grandes clubes, como Alejandro Macsad (Pueyrredón), Carlos Mir (San Luis), Gustavo Piergentili, los hermanos Cechich y Fabian Meriño (Córdoba Athletic). 

 

Los años dorados del “rojo” 

 

En el repaso de las grandes épocas de Roca, Besi nos contó cuales fueron los mejores años: “en el ’84 había dejado de jugar y justo estábamos en el paso del Deportivo al Roca Rugby. Allí surgió un grupo muy bueno y la década del ‘90 fue espectacular. En la Unión de Alto Valle fueron diez años corridos de triunfos y campeonatos, pero el gran problema que tuvimos y tenemos es el éxodo de los chicos que viajan a las principales ciudades para estudiar”.  

 

Por aquella época se hicieron los nacionales y varios clubes visitaron la provincia. En 1994 fue Newman, que los superó por 27-12, en 1995, Marista de Mendoza (31-16) en 1996, Liceo de Mendoza (28-15) y en 1997, Alumni (61-23). 

 

Rolando Martin, Gustavo Piergentili y Alejandro Moreno trascendieron el club como embajadores del rugby de General Roca. Y los tres coincidieron en la respuesta cuando les preguntamos sobres sus principales formadores: dijeron Alberto Besi. Él nos contó cómo fue esa famosa camada: “ellos jugaron acá hasta los 18 años, el Yankee llegó a estar un año en Primera. En aquella famosa cuarta, Martin, el Gringo y Miguel Boglio (también jugó en Buenos Aires) conformaban la tercera línea y ya se notaba que eran bastante pasionales. Al Yankee lo entrenaba en un seleccionado M18 de Alto Valle cuando fuimos a jugar a Bahía Blanca y enfrentamos a Buenos Aires. Ahí se hizo amigo de los del SIC y al otro año se fue para allá, donde empezó a construir su historia. Gustavo partió hacia Córdoba y a Alejandro Moreno, como es más chico, también lo entrené en una división inferior. Se fue a San Fernando, integró un seleccionado y como era un fanático de su estado físico logró destacarse a pesar de la gran calidad de pilares que había en la época”.  

 

A partir del 1990 y como consecuencia de que los chicos se iban a estudiar afuera, comenzó a disputarse cada fin de año el Seven del Reencuentro: “La primera edición fue con la cuarta que yo entrené (esa del Yankee, el Gringo y Boglio) que casi todos se habían ido. Cuando volvían jugaban ese torneo que tuvo un éxito bárbaro. Con los contactos que tenían, vinieron un montón de amigos a jugarlo a Roca. Estuvieron por acá Martin Aramburú, Viel Temperley, Gómez Coll, Gaitán, Forrester, Camerlinckx, los hermanos Fernández Lobbe y los Contepomi, entre otros. Siempre se hizo antes de Navidad y nunca se suspendió, además con clubes de la zona, como Marabunta y Neuquén”. 

 

Los últimos años fueron muy prolíficos para Roca Rugby Club, ya que es el actual tricampeón del Torneo Regional Patagónico, luego de lograr los títulos de 2017, 2018 y 2019. El primero lo obtuvieron de manera brillante en la ciudad de Rawson, al superar a Bigornia por 30-19, con un parcial de 23-0. El segundo fue como local, al vencer por 28-10 a Jabalíes. Y el año pasado repitieron, esta vez en el Bolsón y ante el mismo rival. Fue en un choque no apto para cardíacos, con un resultado, 17-15, que fue gracias al gran trabajo de su defensa (en el torneo habían caído ante Jabalíes). El entrenador, Gabriel Villalba, dijo al finalizar el cotejo: “las ofensivas ganan partidos, las defensas campeonatos”. 

En 2019, Roca RC clasificó para el Torneo del Interior B, en una zona que compartió con CURNE (Resistencia), Old Lions (Santiago del Estero) y San Ignacio (Mar del Plata), dónde no obtuvo buenos resultados y perdió el repechaje de la plaza para la región, ante Liceo de Mendoza.   

La actualidad y los grandes recuerdos 

Roca Rugby Club cuenta con más de 200 jugadores entre todas las divisiones y un gran aumento en la cantidad de chicos en el rugby infantil. También tienen rugby femenino, y en el hockey, tienen una cancha sintética, Primera e infantiles. 

Cuando le preguntamos sobre los hechos que lo marcaron a través de la historia, Alberto recordó: “como jugador, enfrentar en 1972 a los Gazzelles (nos comimos un carro bárbaro) lo jugamos en Neuquén. También, a Oxford & Cambridge, que nos ganaron 57-0 en 1971, y las visitas de los seleccionados de Buenos Aires, cuando Porta recién empezaba y estaba Rodríguez Jurado. Y como entrenador de Alto Valle, cuando nos visitó el seleccionado de Canadá”.    

 

-¿Qué es para vos Roca, Alberto? 

-Roca es mi segundo hogar, parte de mi vida. Gracias al club conocí los valores que me transmitieron con este deporte, un montón de amigos que todavía tengo y algunos que ya no están. El rugby es pasión, tratar de enseñar lo que me enseñaron mis maestros. Con la prohibición de que no te dejan salir por el tema de la pandemia lo que más extraño es ir al club a caminar. Nosotros en la actualidad tenemos casi nueve hectáreas. Empezamos con cuatro y media, que fueron dónde se hicieron la Cancha 1, la de Hockey y la Cancha 2. Después entre el año ’88 y ’89 se compraron otras 4,5 más en el fondo, dónde ahora se hicieron el gimnasio y dos cancha más.    

 

-¿Cómo definís al jugador del club? 

-El rojo siempre se caracterizó por defender con el tackle. Yo jugué de tercera línea y soy un fanático de ese puesto. Las entrené y en especial siempre hice hincapié en los preceptos de defender a partir del tackle. El Yankee y el Gringo se destacaron mucho en esos aspectos. Esa es nuestra característica, ir para adelante, con tackle, pérdida de pelota y recuperación. Te imaginás que en aquella época, cuando empecé a entrenar, no llegaba nada acá, de vez en cuando recibíamos algunas revistas de Buenos Aires. Yo les volcaba mi experiencia como jugador y lo que me habían transmitido mis maestros.      

 

Un Yankee en General Roca 

 

Rolando Martin es uno de los grandes referentes del rugby argentino. Vistió la camiseta de Los Pumas 86 veces y anotó 18 tries. Nació el 23 de septiembre de 1968, en Maryland, EE.UU., pero al año se fue a vivir a Buenos Aires y a los cinco se mudó a Río Negro, porque su padre era ingeniero agrónomo y se desarrolló en el Alto Valle. En Roca hizo el primario y secundario y empezó a jugar al rugby impulsado por una gira que iban a hacer en el club: “elegí el rugby por casualidad, yo jugaba al futbol en el Deportivo Roca y un amigo me invitó a jugar porque a fin de año iban a viajar, y la verdad, era eso lo que me atrapaba, el deporte no lo conocía” –comentó el ex tercera línea-. 

“Jugué hasta los 18 años, hice dos de juveniles y luego con 18 debuté en la Primera, estuve casi todo un año y después me fui a estudiar a Buenos Aires” –continuó con el recuerdo de su estadía en el sur”.  

En el SIC obtuvo seis títulos de la URBA, dos Nacional de Clubes y con Los Pumas disputó los mundiales de 1995, 1999 y 2003. Así explicó el porqué de su elección con el zanjero: “elegí el SIC porque mi ídolo era Tomás Petersen, por eso mi hijo lleva ese nombre y por suerte tuve el placer de conocerlo, es una gran persona” 

Cuando le preguntamos acerca de sus formadores, mencionó: “tuve buenos entrenadores en Roca, Alberto Besi me ayudó muchísimo, me transmitió pasión por este juego y en el SIC, Diego Lamas, que me enseñó prácticamente a jugar de mi puesto. Siempre voy a estar eternamente agradecidos a ellos” 

Y para terminar, reflejó en palabras todo lo que vivió en su paso por Roca: “tengo millones de recuerdos y por suerte todos los años nos reunimos en un gran asado. Cuando estamos juntos parece que el tiempo no pasó, con la única diferencia de los pelos que ya no están y las panzas que si están”. 

 

El gringo del seven  

 

Gustavo Piergentili fue una de las grandes figuras que surgieron de Roca RC. De amplia trayectoria y con un importante paso por Córdoba Athletic, el hoy odontólogo trascendió por su paso por Los Pumas 7s, en dónde jugó ocho temporadas. 

 

El gringo recordó cómo fueron sus inicios en el club: “comencé a jugar en el año ‘84 con 16 años, me llevaron un grupo de amigos del barrio. Al año siguiente formamos un muy lindo equipo que entrenaba Alberto Besi, de los cuáles tengo la mayoría de mis amigos en la actualidad. Aquella 4ª División –continuó- estaba en Deportivo Roca. El Roca Rugby Club se fundó al año siguiente, y ese equipo me marcó porque fue mi despegue”. 

 

Entre los recuerdos, Piergentili destacó a qué rival esperaban: “el equipo a ganar en ese momento era Independiente de Neuquén, y un partido que recuerdo fue a finales de 1985 que jugamos en cancha de ellos. Perdimos por muy poco, no me acuerdo el tanteador, pero terminamos felices por el partido que jugamos”.  

 

La tercera línea que integraron con el Yankee, de 7, Miguel Boglio, de 6 y el Gringo, de 8: “éramos muy competitivos entre nosotros, pero en la cancha ensamblábamos muy bien nuestras tareas. En el ‘86 me fui a estudiar a Córdoba y volví a Roca en el ’94, ahí jugué mi primer partido en la Intermedia del Roca RC y luego en la Primera hasta el año 2006, cuando dejé de jugar. Luego colaboré como entrenador por varios años”. 

 

Cuando le preguntamos qué le dejó su paso por el rugby, Gustavo fue claro: “el rugby me marcó en todo sentido, son frases hechas que todos los que jugamos al rugby decimos, pero que son reales: amigos, sacrificio, respeto, pertenencia. Me marcó para desarrollarme en la vida como persona y en mi profesión. También me ayudó para transmitirlos después como formador de jugadores” 

En cuanto a los que los marcaron, el Gringo nombró: “el entrenador en mi etapa de formación fue Alberto Besi, creo que el gran grupo que formamos fue gracias a él. Y en cuanto a referentes del club, Omar “Flaco” Fernández”. 

 

El mensaje final fue: “que los chicos disfruten del juego y se diviertan con responsabilidad, que absorban los valores que son lo más importante que deja este bendito deporte y fundamentalmente, que hagan amigos, que es lo que van a disfrutar toda la vida”. 

 

Un pilar de exportación 

 

Alejandro Moreno es otro de los jugadores que salieron de la cantera. Hoy, disfruta de un gran momento como Head Coach del Rugby Milano, luego de su paso por Pucará.  

Desde Italia y vía whatsapp nos contó cómo fueron sus inicios: “arranqué en Roca Rugby a los cuatro o cinco años. Me llevó un vecino a mini rugby, porque mi vieja me iba a asesinar, ya no sabía más que hacer conmigo. Y de ahí no paré más, ya que hice un montón de deportes, básquet, remo, vóley, natación. Entre mis formadores tengo que mencionar a Alberto Besi, Pinto Aparicio, César Ramón, Dante Emilio Cide y el Flaco Fernández”.  

 

El paso por los primeros años y el despegue. Así lo contó Moreno: “cumpliendo 23 años me fui a San Fernando. Gonzalo Beccar Varela y Rafa Madero me habían llamado para el Seleccionado de Ascenso y me llevaron San Fernando. Empecé a jugar de primera línea a los 20 años, gracias a ellos. Legué allí y antes de terminar el año emigré a Francia. Me vieron jugar para Alto Valle y me dijeron de empezar a jugar de pilar, para continuar con mi carrera. Así fue como llegué a la Selección de Ascenso y debuté en Los Pumas, en el Sudamericano del ‘98”  

 

Moreno jugó en varios puestos de la línea de tres cuartos y en el pack de forward, como tercera y segunda línea, ya que al jugar al básquet saltaba mucho. Empezó a integrar la primera línea cuando salió de M19, con un par de años de experiencia en el plantel superior. 

 

-¿Qué recordás de aquellos tiempos?  

-Para un club como Roca, recuerdo especialmente aquellos partidos por el Nacional de Clubes, cuando vinieron Newman, Alumni y Liceo de Mendoza. Entre los triunfos, salir campeón con la M19 y lograr los títulos locales hasta que me fui, del Patagónico, Regional y Alto Valle.  


Cuando hablamos de rivales, Alejandro no dudó en mencionar a los equipos de la zona: “los clásicos que esperábamos todos los años eran Marabunta de Cipolletti y Neuquén Rugby. Se empezaban a esperar desde enero, aparte porque tengo grandes amigos en ambos clubes”. 

Para cerrar recordó a sus referentes: “el negro Gadañoto, el flaco Fernández, Saúl Vilcavil, el Gringo Piergentili, el Yankee Martin, Seba Martínez, Fausto Ferroni, Turco Macsad. La verdad, fueron una camada de grandes jugadores que yo miraba en infantiles o juveniles y que después jugué dos o tres años con alguno de ellos dentro de la cancha”     

La palabra del presidente 

Santiago Bonfiglo, es el actual presidente de Roca Rugby Club. Desde su profesión de médico, es uno de los que lucha desde la trinchera contra el COVID en medio de un fuerte rebrote que vive la provincia. Sin embargo, Santiago se tomó un rato para dejar un mensaje en medio de un trabajo muy complicado por los temas de salud y enfermedades que vive la ciudad: “el club es una pasión, el lugar dónde pasamos momentos tan lindos, especialmente en la juventud. Los amigos de los asados de los viernes –no hoy, porque no podemos- son los que conocimos con el rugby”.  

“Desde hace unos años estoy trabajando –continuó- primero como entrenador de juveniles y luego como coordinador de infantiles. Del presente, más allá de este desastre pandémico que nos pone en un lugar de una incertidumbre total, estábamos con un crecimiento interesante en cuanto a cantidad de jugadores. Los que pudimos conocer el club en sus inicios, cuando había una casita derruida y canchas de tierra y salitre, hoy la verdad, disfrutamos de uno que es una belleza, con canchas hermosas y un césped que en la Patagonia es muy difícil mantener. Fue todo a costa de mucho esfuerzo y gente que trabajó todos estos años. Tenemos un club que nos enorgullece, con una cancha de hockey de césped sintético. Estamos con una muy buena cantidad de gente para trabajar en la comisión directiva y de referentes que apoyan, cada uno desde su lugar”. 

Mientras la ciudad lucha contra el rebrote de esta maldita pandemia, desde el club hay personas que ofrecen sus horas desinteresadamente por un pasión. El rugby llegó hace mucho tiempo al Alto Valle para quedarse, y en Roca Rugby Club, descubrió un lugar para encontrarse. 



Fotógrafo: Gentileza de Alberto Besi

Fuente: Hernando De Cillia - Producción: Alejandra Krickeberg

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